Sólo cuando estás bien contigo mismo puedes estar bien con los demás. Sólo cuando manejas tu soledad puedes manejar una relación. Necesitas valorarte para valorar.
Quererte para querer, respetarte para respetar, y aceptarte para aceptar, ya que nadie da lo que no tiene dentro de sí.
Ninguna relación te dará la paz que tú mismo no crees en tu interior. Ninguna relación te brindará felicidad que tú mismo(a) no construyas.
Sólo podrás ser feliz con otra persona cuando seas capaz de decirle bien convencido: "No te necesito para ser feliz". Sólo podrás amar siendo independiente, hasta el punto de no tener que manipular ni manejar a los que dices querer. Sólo se podrá ser feliz cuando dos personas felices se unan para compartir su felicidad, no para hacerse felices la una a la otra.
Para amar necesitas una humilde autosuficiencia, necesitas autoestima y la práctica de una libertad responsable. Pretender que otra persona nos haga felices y llene todas nuestras expectativas es una fantasía que sólo trae frustraciones.
Por eso, ámate mucho y madura... para que un día puedas decirle a la otra persona "Sin ti me la paso bien", y hasta entonces...
Pero si ya pagamos nuestros pasajes en este mundo por qué, por qué no nos dejan sentarnos y comer? Queremos mirar las nubes, queremos tomar el sol y oler la sal, francamente no se trata de molestar a nadie, es tan sencillo: somos pasajeros. Todos vamos pasando y el tiempo con nosotros: pasa el mar, se despide la rosa, pasa la tierra por la sombra y por la luz, y ustedes y nosotros pasamos, pasajeros.
Entonces, qué les pasa? Por qué andan tan furiosos? A quién andan buscando con revólver?
Nosotros no sabíamos que todo lo tenían ocupado, las copas, los asientos, las camas, los espejos, el mar, el vino, el cielo.
Ahora resulta que no tenemos mesa. No puede ser, pensamos. No pueden convencernos. Estaba oscuro cuando llegamos al barco. Estábamos desnudos.
Todos llegábamos del mismo sitio. Todos veníamos de mujer y de hombre. Todos tuvimos hambre y pronto dientes. A todos nos crecieron las manos y los ojos para trabajar y desear lo que existe.
Y ahora nos salen con que no podemos, que no hay sitio en el barco, no quieren saludarnos, no quieren jugar con nosotros.
Por qué tantas ventajas para ustedes? Quién les dio la cuchara cuando no habían nacido?
Aquí no están contentos, así no andan las cosas.
No me gusta en el viaje hallar, en los rincones, la tristeza, los ojos sin amor o la boca con hambre.
No hay ropa para este creciente otoño y menos, menos, menos para el próximo invierno. Y sin zapatos cómo vamos a dar la vuelta al mundo, a tanta piedra en los caminos?
Sin mesa dónde vamos a comer, dónde nos sentaremos si no tenemos silla? Si es una broma triste, decídanse, señores, a terminarla pronto, a hablar en serio ahora.