En la vida hay que saber esperar, confiar sin impacientarse. A veces las cosas no salen como nos gustaría que fueran y en muchas ocasiones no logramos entender que necesitamos pasar una u otra experiencia para poder aprender de ello. Una crisis personal nos puede provocar un cambio, una alquimia que nos facilite una nueva y mejor percepción de las cosas.

Aunque nos cueste aceptarlo, todo sucede para nuestro bien, para nuestro propio beneficio. Imagínate que sería de ti si hubieras llevado una vida cómoda, una vida fácil, y si hubieras cumplido ya cada uno de tus deseos o expectativas. Que quedaría por descubrir y experimentar?

Cada experiencia “difícil” merece una introspección. Y con el tiempo es cuando, si queremos, podemos darnos cuenta de que teníamos una lección que aprender.

Estoy convencido de que todo llega, no cuando queremos, sino cuando es el momento óptimo para que nuestros deseos, si están acordes con lo que necesitamos, se materialicen. Al igual que un fruto esta maduro para caer del árbol y poder servir de alimento porque llegó el momento.

Debemos estar a la altura de nuestros sueños, para cuando dejen de serlo y se conviertan en una realidad. Con esa confianza y tranquilidad podemos, desde los mejores sentimientos hacia uno mismo, confiar en que la vida nos ofrecerá su mejor sonrisa cuando estemos preparados para aceptarla.


Cuando cambias la manera de ver las cosas, las cosas que ves, cambian.

Estamos en contacto... joe.

0 comentarios:

Publicar un comentario