Salido de la usina creativa de McCann Erickson, el anuncio es un contrapunto de palabras e imágenes. Las palabras, cerca de doscientas, superan las ilustraciones, lo que bastaría para ganar la desaprobación de cualquier observador que no leyó a David Ogilvy y no aprendió que no hay textos largos y cortos, sino textos malos y buenos.
Pero si en las palabras reside la mayor carga de emotividad del mensaje, en las imágenes descansa el ingenio, la sorpresa y, sobre todo, la presencia del producto, que nunca abandona la pantalla. Conseguir que un aviso entretenga, que el espectador quiera verlo más de una vez sin tener que esconder el verdadero protagonista, el producto, es casi una hazaña en tiempos en que a menudo la publicidad da tantos rodeos que al final nadie sabe de qué se trata.
Más que de costumbre, conviene reproducir aquí una buena parte de un texto que involucra a todos sin mostrar ninguna figura humana, y que el locutor dispara sin detenerse: "Para los gordos/ Para los flacos/ Para los altos/ Para los bajos/ Para los que ríen/ Para los optimistas/ Para los pesimistas/ Para los que juegan/ Para las familias/ Para los reyes/ Para los magos/ Para los responsables/ Para los comprometidos"...
El cierre, veinte frases después, culmina con el slogan: "Para los que viven/ Para los que suman/ Para nosotros/ Para todos".
Genial. Saludos.... Joe